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Estoy encerrado en mi habitación, ubicada en el segundo piso de lo que fue alguna ves mi hogar. Ahora no es más que una prisión para mí. Escribo porque sé que no podré más. Ya está todo listo. No veré un amanecer más. No le daré el honor de atraparme con vida.
Era un domingo cualquiera en la tarde. Yo y mi esposa nos encontrábamos observando el amanecer, cuando mi hijo de tan solo 6 años nos llamó. Había escuchado un ruido salir del pozo frente a mi casa. Como era de esperarse, nuestra soberanía como padres nos nubló el razonamiento, haciéndonos pensar que, aparentemente, mi hijo habría escuchado un animal o algo así. Pero, durante la noche, un aullido inhumano, una especie de quejido, nos impidió el sueño a mi y a mi conyugue.
Mi hogar está construido sobre el terreno donde se levantó, alguna vez fue, un laboratorio nazi. El pozo debía de tener unos veintitantos metros de profundidad. Nunca lo habíamos usado. Era más bien un adorno del jardín de atrás.
Dos días después de que empezaran los quejidos, mi hijo no despertó en su cama. Encontramos en su alcoba un rastro de agua que llevaba al pozo. Pero aún así, en ningún momento descarté la posibilidad de que esto fuera obra de alguno de mis enemigos de antaño en busca de venganza. Todos los días después de la desaparición de mi hijo mi esposa se pasó días enteros frente al pozo, mirando hacía abajo, escuchando, esperando, hasta que yo la llevaba a mi habitación.
Un día desperté y mi mujer no estaba a mi lado. La busqué en todos lados y no estaba. Me asome por la ventana de la cocina hacía el jardín de atrás y allí la encontré. Mirando hacía el pozo. Salí y me dirigí hacía ella. Tenía la mirada perdida en el agujero negro que tenía en frente. “Estefanía” la llamé, pero no respondió. Solo cuando me estuve a escasos metros de ella se percató de mi presencia. “Lo siento mucho” dijo “, pero esto es más grande que yo”. Y cayó al pozo. “No” grité y salté hacía el pozo, dejando la mitad del cuerpo colgando del pozo. Lloré a mi mujer por tres días y dos noches, durante las cuáles no dormí. Hasta que la tercera noche, los aullidos inhumanos comenzaron de nuevo. Y no aguanté más. Salí con la lámpara en mano hacia el pozo e iluminé el hoyo, a ver si veía algo. Nada. Una oscuridad sin fin se extendía bajo mis ojos. Y lo escuché por detrás de mi espalda. Volteé para ver que era y me encontré cara a cara con un enorme ser, al menos un metro más grande que yo. Lanzó un gruñido y solté la lámpara y me eché a correr. Le escuchaba detrás de mí. Lo sentía detrás de mí. Quería voltear y destruirlo, fuese lo que fuese. Se me nubla la mente cada ves que trato de recordarlo con detalles. Solo sé que no es humano. Ni animal, como llegué a pensar en algún momento. Corrí bajo la lluvia y los truenos hasta la puerta trasera de mi casa y me encerré en la cocina. Tomé la escopeta de detrás de la puerta, dispuesto a enfrentarme a la cosa, pero cuando vi su silueta fuera de la casa y el temor y el horror se apoderaron de mi y me quedé tieso, ahí frente a la puerta trasera de mi casa, aprisionado por un a criatura.
Cuando volví en mi, corrí con el arma hacia mi habitación. Dos días han pasado desde eso. Desde entonces, logró entrar a mi casa y destruirlo todo. Lo escucho. Lo escucho todo el tiempo. Sabe que estoy aquí adentro. Me escucha. Me huele. Trató de entrar una vez, pero le disparé. Creo que esta herido. Tal vez, solo tal vez, si me enfrento a el podré vencerlo. O podría morir. Pero nada puede ser peor que esta soledad. Esta impotencia. He perdido a mi familia. Y ni siquiera sé si es eso lo que los mató. Pero si sé que no descansara hasta tenerme.
Sigue ahí. He gastado todas las municiones de la escopeta disparando a la pared y a la puerta. Prácticamente puedo ver su enorme presencia moverse de un lado hacia otro, destruyendo todo a su paso. Ni siquisiera, podría entrar al cuarto. Pero no. Se queda ahí. Me esta esperando. Quiere que salga y lo enfrente. No. No le voy a dar el gusto. No le daré la gracia. Ya es hora. Es el fin.
Esta historia pasó hace 15 años, desde entonces es como si hubiera nacido de nuevo, me explicaré. Estaba durmiendo pero a la vez despierta parece imposible pero es la sensación que tuve, de repente oí pasos por el pasillo, gente hablando en un tono bajo como murmurando, intenté levantarme pero no pude, no podía moverme, ni hablar, no podía hacer nada, solo veía y escuchaba es como sí estuviera muerta y estuvieran preparando mi entierro.
Estaba tranquila y eso me extrañaba, como podía estar así con lo que estaba pasando, todo era real o era un sueño, nunca lo supe. De repente miré al fondo de la habitación y vi a cuatro personas discutiendo, en tono muy bajo, iban vestidas con túnicas blancas y encima de sus cabezas una luz muy potente que me molestaba al mirar, era como cuando quieres mirar al sol directamente. Estuvieron bastante rato, parece que al fin se pusieron de acuerdo y abandonaron la habitación.
Me desperté a la hora de siempre y recordé perfectamente todo, me pasé el día pensando que quería decir aquello, le di mil vueltas a lo que había pasado y llegué a la conclusión que había estado iniciando el camino de la muerte, pero no era mi hora, es como sí me dieran una segunda oportunidad, para enmendar alguna cosa que no hubiera hecho bien.
Desde entonces valoro todo mucho más, procuro ayudar en lo que puedo y prescindir de cosas que no son necesarias, con el paso de los años, té das cuenta que el tiempo no tiene precio, cada día disfruto del pueblo en que vivo, de su mar, sus montañas y sus llanos, de sus gentes de aquí y de otros lugares, todas me aportan algo.
Quise olvidar lo que pasó pero no pude, mi casa se llenó de caras por todas partes, en la sala, el baño hasta en la cocina, sobre todo en la habitación que murió la antigua propietaria, pero yo nunca he tenido miedo a estas situaciones, quizás por haberlas vivido desde pequeña y verlas normales para mí y una minoría. Conozco gente que ha tenido experiencias similares y son más cuerdas que otras que no las tienen.
Hace 10 años me cambié de domicilio y llegue a este maravilloso pueblo costero que se vive tan bien, a los pocos meses me aparecieron caras y figuras por varios sitios de la casa, era como una bienvenida, se que seré muy feliz aquí.
Siempre creí que los monstruos solo existían en las películas, no me asustaban mucho porque sabía que no eran reales, ahora se que me he equivocado y lo estoy pagando poco a poco; en este lugar del que estoy tan seguro, jamás saldré....al menos, no con vida.
Todos los chicos de mi edad solían jugar fútbol o videojuegos, en cambio yo solía pasar mi rato libre leyendo historias de misterio o mágicas dado el caso, mi vida la pase tras los libros, pues bien decía yo eran la llave para un futuro lleno de metas y logros.
Ayer por la tarde decidí ir a la biblioteca de la zona, no quedaba muy lejos de mi casa, así que podía ir con toda la confianza de que no me pasaría nada. Entrando note que aquel lugar tan grande tenía un aroma especial, un aroma tan extraño y a la vez rancio, que podía confundir hasta el más fuerte olor a rosas.
No obstante me dirigí hacia la zona donde se encontraban los libros de misterio y terror, ese pasillo si que me daba miedo, pues en el olor era muy distinto al de la biblioteca entera; el olor de aquel pasillo era aún más lóbrego y siniestro que el olor de mi sótano, aunque pensándolo bien me gustaba más el sótano.
Observando detenidamente las estanterías repletas y buscando un buen libro que leer, mi mirada se detuvo en uno de estos, pensado: este libro no era como los demás, este tenía algo especial o quizás era el color de la pasta con que lo habrían encuadernado.
El título no era tan llamativo como su contenido, una vez que me senté a leer no despegue mi mirada de aquel libro que para ese entonces, era interesante. No me percate de la hora, hasta que el encargado apagó las luces, fue como me di cuenta de que estaba encerrado en aquella construcción.
Sin poder hacer algo, decidí recorrer la habitación aunque no lograba ver bien en la oscuridad pude hallar una linterna en uno de los cajones del escritorio que ocupaba el encargado de ahí.Decidí recorrer cada uno de los pasillos de la inmensa construcción, quizás fue ahí mi primer error; al pasar por la zona de terror me percate de que alguien me seguía, una respiración agitada se escuchaba por toda la biblioteca fue ahí cuando me di cuenta de que no estaba solo.
Lentamente me acerque a una puerta que estaba justamente delante de mi, con un movimiento un tanto brusco logre abrirla y entrar en ella para después cerrarla de golpe; nunca antes había estado en esa habitación es más jamás había visto esta puerta antes.
Una vez ahí encendí la linterna, fue ahí cuando me di cuenta de que lo que veía no era algo normal en una biblioteca. Lo que estaba viendo era como un tipo laboratorio en el que hacen experimentos, había varios instrumentos y varias mesas, no podía creer lo que estaba presenciando.
Hasta el fondo de aquella habitación logre distinguir una puerta más, me dirigí hacía ella y sin pensarlo dos veces entre, un escalofrío invadió mi cuerpo y la piel se me hizo de gallina, lo que había visto era una prueba más de que aquella biblioteca encerraba más que libros de terror y misterio, esta encerraba un enorme secreto que para mi mala suerte jamás podré revelar.
En esta habitación no había mesas de laboratorio, solo había cadáveres en putrefacción la verdad no sabría decirles de que o quienes eran estos cuerpos, lo que si puedo decirles el que ha hecho esto.....no era humano.
Tras presenciar esta escena logre darme cuenta de que en un escritorio que se hallaba a un costado de la habitación, tenía unos papeles con formulas extrañas y algunas operaciones que no logre entender, la ultima hoja disipó todas mis preguntas, hubiera deseado no haberme enterado de que aquello que me seguía en el pasillo de la sección de terror era una criatura que ni los productores de cine podrían haber creado.
Una criatura fuera de lo común y sobre todo de mi imaginación era el habitante de aquel laboratorio, un animal (si es que así podría llamarlo) sediento de carne humana es lo que estoy apunto de describirles.
Este animal o criatura era simplemente la fusión de tres animales distintos, una fusión entre un lobo, oso y un león, una mutación bastante extraña que con solo pensar en esta criatura se me eriza la piel.
Estaba tan concentrado leyendo estos papeles que no me percate de que el animal estaba en el laboratorio, pude darme cuenta gracias a que el animal hizo un ruido o más bien lanzó un rugido bastante escalofriante. Tire los papeles y corrí a esconderme bajo el escritorio, después de esto el animal entro y lo que estaba viendo era más de lo que mi imaginación podría darle animal era enorme, sus patas eran tan fuertes que con un solo golpe podría matarme, sus ojos......eran amarillos y grandes como la misma luna, su piel color pardo hacía que este me diera más miedo del que se pudieran imaginar.
Estaba tan asustado que salí corriendo al extremo de la habitación donde se hallaba una ultima puerta, casi al acercarme a ella, el monstruo dio un salto y me pesco de una pierna arañándome hasta dejarme sangrando, el olor de la sangre hizo que sus ojos se pusieran blancuzcos y lleno de pequeñas arterias rojizas, sin pensarlo le di una patada en la cara y logre escaparme, el monstruo lanzo un aullido demasiado siniestro que me dejo helada la sangre y sin pensar en eso logre entrar a la ultima habitación dejando tras de mi a la horrible criatura que ni el mismo Satanás pudo haber creado.
No tenía a donde correr solo habían un montón de cajas, decidí esconderme entre ellas y jure no salir de ahí, en ese mismo instante entro el monstruo, su respiración se escuchaba tan agitada como la mía.
Ahora en este preciso momento me encuentro entre las cajas, no se que hacer pues la criatura esta dentro del cuarto esperando al más pequeño ruido para poder atraparme......mi nombre es Edwin y tengo miedo, y por primera vez no quiero que la luz este encendida pues para cuando me encuentren.....será demasiado tarde.
Hacia ya 3 años que conocía a mi amigo Héctor, lo conocí en 4º de la ESO y nos hicimos casi inseparables. Pasando buenos y malos momentos juntos, decidimos tras 3 años de relación ir a su pueblo a pasar Halloween. El siempre me contaba que en su pueblo (que no sale ni en el mapa) vivían muchos extranjeros, la mayoría eran americanos e ingleses. Tenía 100 habitantes o así (El pueblo nada mas tenia unas 60 casitas) la mayoría eran ancianos de países del este o del norte.
Empezamos a hablar del tema y decidí aceptar su oferta, pasar Halloween con el en su pueblo, si en el trabajo me daban días libres, pero al final no me puso pegas.
Día 30 de octubre llegada al pueblo:
Fue increíble, en todas las casas recibían familiares, familias enteras, llegaban en coches a casa de abuelas tíos etc. Se juntaron unas 300 personas por eso algunos se hospedaban en el hostal del pueblo que tenia cerca de 20 habitaciones.
Los adornos de calabazas eran increíblemente perfectos, parecía un pueblo del terror.
Entramos a casa de Héctor y los dos nos miramos diciendo por dentro "Esto va a molar".El día 30 de octubre la mayoría salían a la calle a emborracharse, a contar historias de terror. Normalmente eran invenciones de viejos borrachos pero a nosotros dos nos llamo la atención la de un hombre de mediana edad (unos 40 años o así) que al parecer no estaba borracho y nos contó este suceso:
"Hace 15 años que celebramos por primera vez esta fiesta aquí, yo vine con mi mejor amigo, Diego, la noche era muy lluviosa y la gente salía a la calle solo a tirar la basura. A las 00:00 sonó la sirena de incendios del pueblo pero nada estaba incendiado, todos salieron de sus casas y de repente me di cuenta de que Diego no estaba conmigo, empecé a llamarle pero no aparecía, (entre lagrimas dijo) a los os días apareció muerto con una calabaza en la cabeza..."
Héctor y yo nos quedamos algo sorprendidos, pensamos que seria mentira como todo el mundo pensaría pero la cara del hombre lo decía todo.
Llego el día 31 y Héctor ya se le había olvidado la historia pero yo seguía pensando el suceso de aquel pobre hombre una y otra vez.
Salimos al parque de al lado de su casa con dos amigas suyas del pueblo y otro amigo mas a fumar un rato antes de que empezara la fiesta. En el momento que yo estaba dándole caladas al cigarro, observé que en el bosque había un hombre cabezudo de espaldas. Le di poca importancia, pensé que seria efectos de la marihuana.
Cuando digamos que ya voy recuperándome a los efectos de la gran fumada mire al bosque de nuevo y el hombre estaba lleno de sangre. Le dije a Héctor que mirara y a la vez miramos todos, pero solo lo veía yo. Entonces pensé que estaba todavía bajo los efectos de aquella grandiosa hierba.
Dos horas después ya en la fiesta cuando estábamos bailando todos disfrazaditos, Héctor me paro y me dijo "Oye tío me duele el estomago, voy a mi casa y vengo ¿vale?"...
No he vuelto a ver a Héctor, no se si desapareció pero se que a las 2:35 de la mañana fui con Marta (su hermana) a buscarlo porque tardaba y su madre nos dijo que no llego a su casa, buscamos por todo el pueblo, la iglesia, en la fiesta, en el polideportivo (donde suelen ir todos a emborracharse fuera de la plaza), no lo vimos en ningún lado, pero a mi se me ocurrió ir al bosque y ver si estaba aun aquel hombre. No había nadie salvo sangre en un árbol y un papel que tenia unos símbolos extraños...
Ya han pasado 2 años de lo ocurrido, lo he superado pero en el fondo me culpo por no haber ido con el, no debí darle marihuana ya que nunca había fumado un porro pero le di a probar.
Héctor no se si leerás esto si lo lees te extraño mucho tío, en 4 años te hiciste como mi hermano pequeño, lo siento mucho ...
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